domingo, 7 de febrero de 2016

Se escribe como se vive

Si Palacio la hubiera picado bien, su cara decoraría las marquesinas del palacio municipal.
Por una ordenanza habrían removido el monumento a los ingleses, incluso el de Ramón
Estomba, para después colocar en una  lápida su escuálido torso en bronce, imitando la
curvatura previa al impacto: “Homenaje a Rodrigo Palacio. Bahiense por cuyo tanto la
argentina obtuvo la Copa del Mundo Brasil 2014”.
Si Palacio la hubiera picado bien, una horda de pendejos pandémicos con trenzas
multicolores flameando al viento coparían los juegos del Parque de mayo.
 Messi, el genio autista, habría encontrado a su socio perfecto;  Sabella sería el estratega más conceptualista del planeta y por desgracia Julio estaría vivo.
Si Palacio la hubiera picado bien se hubieran llenado sábanas completas con el nombre de
nuestra ciudad. Millones de  periodistas tendrían que laburar en serio y
googlear Bahía Blanca , club Bella Vista y barrio La Falda. Centenares de señoras 
gastarían las veredas del barrio ante solícitos noteros aportando datos de color: acá una vez
Palacio se cayó de la bicicleta, acá un día Rodrigo Palacio dio su primer beso. Millones de
mujeres testificarían que tuvieron un afair con Palacio y en los medios conservadores se
bajaría línea a favor  de los cultores del perfil bajo.
Si Palacio hubiera picado bien esa pelota el médico de la selección daría conferencias sobre
cómo hacer rendir a un deportista de elite mediante infiltraciones reiteradas y violentarían
el juramento hipocrático que le hicieron firmar para llevarlo y no convocar a Tévez.
Los pelados lucirían orgullosos sus pelucas de payaso y Alfio Basile no sentiría más
vergüenza de decirse bahiense. Los artistas no nos tildarían de mufa  y la nefasta nueva
provincia sería el medio elegido por excelencia. Hasta oleríamos mejor. Rafael Emilio
Santiago volvería a la profesión. En Panorama se entonaría el himno a Rodrigo y  todo se
teñiría de un patriotismo recalcitrante. Cualquier  foráneo de estas latitudes podría discutir
de fútbol sin temor, incluso con el periodista más destacado.
Pero Palacio no pudo picarla bien. Días antes hablábamos de la pérdida de sensibilidad en
las extremidades a causa de la anestésia local.  Y nada…Este poema no puede permitirse

tener remate.












 Bella Vista Vox Ediciones 2015 Nicolàs Guglielmetti

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